miércoles, 20 de febrero de 2008

Viajar a Argentina

Cuando se habla de Argentina, inevitablemente aparecen en la imaginación los gauchos y el tango, pero lo que realmente cautiva a muchos viajeros son sus bellezas naturales. La variedad de sus paisajes cubre desde los desiertos más septentrionales a la cordillera de los Andes en el sur; desde las cataratas de Iguazú a la desolada Patagonia. Y, por encima de todo, se alza Buenos Aires, la capital, una magnífica ciudad que puede sorprender tanto por su elegancia como por su cultura neo-europea.

De hecho, la característica más reveladora del elevado número de población inmigrante es comprobar cómo los rasgos de la cultura europea se han mantenido intactos durante su adaptación al denominado Nuevo Mundo. Por ello, Argentina es un país latinoamericano en el que los europeos, norteamericanos y anglófonos se sienten a gusto y pasan prácticamente inadvertidos.

Para los residentes en el hemisferio norte, Argentina ofrece la atractiva posibilidad de disfrutar de dos veranos durante un mismo año, aunque debido a su gran diversidad y a su extensa geografía, merece la pena visitar estas tierras en cualquier época. Buenos Aires, por ejemplo, cuenta con numerosos atractivos urbanos que trascienden las estaciones; sin embargo, para apreciar zonas como la Patagonia o el glaciar Perito Moreno, en Santa Cruz, conviene aprovechar los meses de verano, entre diciembre y febrero. El mejor momento para acercarse a las cataratas de Iguazú, en la provincia subtropical de Misiones, es en la primavera o el invierno del hemisferio sur, cuando el calor y la humedad son menos sofocantes. Durante el invierno (de mediados de junio a finales de septiembre) se puede practicar el esquí.

Buenos Aires
Para el reconocido escritor bonaerense Jorge Luis Borges, su ciudad era tan eterna como el agua y como el aire. Para muchos argentinos, su capital es sinónimo del país mismo, hasta tal punto que el 40 por ciento de la población vive en el extrarradio, en constante expansión, de la inmensa metrópoli. Buenos Aires está situado en la rivera del río de la Plata, en el distrito de la Capital Federal y no, como pudiera pensarse, en la provincia de Buenos Aires. Es un reflejo del urbanismo europeo y su centro, compacto y uniforme, se asemeja a París; sus avenidas bordeadas de árboles y sus abundantes plazas evocan una elegancia desvaída y seductora. La ciudad está atestada de banqueros y lujosos escaparates mezclados con mendigos y desempleados de los suburbios que rodean la ciudad. En el núcleo urbano, la plaza de Mayo es el principal foco de actividad; la avenida 9 de Julio, cerca de allí, es conocida como la más ancha del mundo, una auténtica pesadilla para el viandante, mientras que la avenida Santa Fe es el lugar perfecto para ir de compras.

Entre los atractivos de Buenos Aires destacan la Catedral Metropolitana, donde se halla el mausoleo de José de San Martín, héroe nacional de la lucha por la independencia de Argentina; el Teatro Colón, uno de los templos operísticos, de ballet y música clásica más prestigiosos del mundo; toda una serie de interesantes museos, entre los que sobresalen el Nacional de Bellas Artes, el Museo del Cine y el Histórico Nacional, que presenta un panorama de la evolución del país; el colorista barrio italiano de La Boca, con sus viviendas de madera de llamativos colores a lo largo del canal del Riachuelo; y el Cementerio de la Recoleta.

Independientemente de si uno se hospeda en hoteles modestos o lujosos, es posible alojarse en el corazón de la urbe. El barrio del Congreso es un buen lugar donde dormir a precios razonables, mientras que los hoteles de coste medio se concentran en la avenida de Mayo. En los barrios de La Boca y de San Telmo se puede comer por cantidades realmente módicas. En el centro, Lavalle y la avenida Corrientes son los lugares idóneos para consumir pizza, tomar café con los intelectuales locales o disfrutar de uno de los populares platos de carne.

Mar del Plata
Para los habitantes del Gran Buenos Aires, el verano es sinónimo de playa; Mar del Plata suele ser el destino favorito de los bonaerenses. Situado en la costa del Atlántico norte, a 400 km de la capital, las playas se extienden a lo largo de 8 km, así como las elegantes mansiones que reflejan los orígenes aristocráticos de la zona y se intercalan con las propiedades de la nueva clase media. Los leones marinos observan con atención las actividades pesqueras de los muelles, y la réplica de la gruta de Lourdes (Francia) es un curioso espacio a descubrir.

Córdoba
La segunda ciudad de Argentina, Córdoba, ha competido durante mucho tiempo con Buenos Aires por la supremacía política, económica y cultural; de hecho, mientras la capital languidecía por negligencia, Córdoba se convertía en la joya arquitectónica del país. Actualmente, en el denso centro de la metrópoli se concentra una valiosa colección de edificios coloniales, como el antiguo mercado, la Catedral y la Iglesia de la Compañía de los jesuitas. El museo provincial Marqués de Sobremonte es uno de los museos históricos más importantes del país.

La Pampa
La extensa llanura de la Pampa constituye el núcleo agrícola más importante de Argentina y el origen del símbolo del nacionalismo romántico: el gaucho. Este territorio comprende las provincias de Buenos Aires, La Pampa y gran parte de Santa Fe y Córdoba; entre sus variados alrededores se alzan colinas boscosas, extensas praderas y lagos de agua salada llenos de flamencos. El Parque Nacional Lihué Calel es un paraje popular; su fauna incluye algunos pumas y muchos guanacos, ñandúes, liebres nativas y una variante de la chinchilla salvaje, llamada vizcacha. Merece la pena visitar las ciudades de La Plata, Luján (cuya basílica dedicada a la Virgen de Luján recibe cuatro millones de peregrinos al año), Rosario y Santa Fe, reconocidas por sus numerosos museos, iglesias y decadentes edificios coloniales.

Cataratas de Iguazú
Situadas en el Parque Nacional del Iguazú, cerca de Puerto Iguazú, estas espectaculares cataratas se hallan justo al este de la confluencia de los ríos Iguazú y Paraná. Al menos cinco mil metros cúbicos de agua caen en picado desde 70 m de altura hacia el abismo. Al turista pueden resultarle familiares, ya que fueron escenario de la película La Misión. Esta zona posee ruinas históricas de las misiones jesuitas, que constituyen otro atractivo para muchos viajeros; las más conocidas son las de San Ignacio Miní, construcción de un estilo conocido como el barroco guaraní. Por encima de las cataratas se puede pasear en canoa o kayac y practicar otros deportes de agua. El parque que rodea las cataratas está formado por 55.000 hectáreas de selva subtropical de prístino, con una flora y una fauna muy abundantes y variadas.

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