miércoles, 20 de febrero de 2008

Viajar a Ecuador y las islas Galápagos

Ecuador, el país más pequeño de todos los situados en las escarpadas tierras andinas, es uno de los destinos turísticos más gratificantes de América del Sur. Con una gran variedad de culturas indígenas, una arquitectura colonial bien preservada, asombrosos paisajes volcánicos y una densa selva tropical, su territorio ofrece en sus reducidas dimensiones numerosos puntos de interés para el viajero. Además, desde su hermosa capital, Quito, es fácil desplazarse para recorrer la envolvente selva amazónica, ascender a un volcán en activo, regatear con artesanos indígenas o tomar un agradable baño en una playa tropical. Y todo ello en un país poco mayor que la mitad de España.

Si se entrecierran los ojos ante un mapa, Ecuador se asemeja a una calavera sonriente que atisba a través del Pacífico sus solitarias posesiones de ultramar, las distantes islas Galápagos. El archipiélago, ecuatoriano desde 1832, es considerado uno de los tesoros de la historia natural más importantes del mundo. La diversidad única de su flora y fauna potencia la curiosidad, tanto de los ecologistas como de las almas inquietas. Resulta costoso visitar Galápagos, pero cuando se compara con la asequible aventura continental y la excepcionalidad de la experiencia, el viajero se siente casi obligado a dejar de lado las consideraciones presupuestarias.

Es posible visitar Ecuador a lo largo de todo el año. En relación al tiempo, hay que tener presente El Niño. Este fenómeno aparece con fuerza aproximadamente un invierno de cada década, destrozando las carreteras y conexiones ferroviarias, y cortando las comunicaciones en algunas zonas remotas. En las islas Galápagos, la cálida estación de las lluvias, entre enero y abril, es la mejor época para el buceo; el resto del año el agua está más fría, normalmente a unos 20ºC. La costa continental presenta un clima similar, y sus playas están más concurridas de enero a mayo, meses entre los que se sitúan las vacaciones escolares; entre junio y agosto aparecen los turistas extranjeros, pese a que el tiempo suele ser más frío para entonces.

La estación seca de las tierras altas (la mejor época para practicar el excursionismo y la escalada) se alarga de junio a agosto, y coincide con los meses más húmedos en la región de Oriente. Para visitar la selva es preferible a finales de agosto y en febrero, la estación más seca. La temporada alta, tanto en el continente como en Galápagos, suele comprender de mediados de diciembre hasta enero y de junio hasta agosto, cuando acude la mayoría de los viajeros.

Quito
La capital de Ecuador es posiblemente una de las ciudades más hermosas de América del Sur. Situada a 2.850 m sobre el nivel del mar y a tan sólo 22 km al sur del ecuador geográfico, posee un magnífico clima primaveral en un entorno espectacular. Las vistas de Quito están dominadas por las montañas, con varios volcanes nevados montando guardia en la distancia. Desde el punto de vista arquitectónico, conserva una gran cantidad de tesoros coloniales, y la construcción más reciente de edificios ha sido rigurosamente controlada en la ciudad vieja desde 1978, cuando fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son multitud las blancas casas de tejas rojas e iglesias coloniales, sin luces de neón intermitentes que perturben el ambiente del pasado. En la zona norte se encuentra la parte nueva, con modernas oficinas, embajadas, centros comerciales y las sedes de las principales compañías aéreas.

Entre los atractivos de la urbe destacan el monasterio de San Francisco (siglo XVI), la iglesia más antigua de Ecuador; la austera Catedral; La Ronda, oficialmente calle del 24 de Mayo, una vía colonial muy bien conservada; y El Panecillo, una colina con fabulosas vistas de la ciudad vieja y donde se alza la estatua de la Virgen de Quito, con sus más de treinta metros de altura. Además, pueden apreciarse diversos museos de interés, iglesias coloniales e increíbles plazas, así como un mercado indígena al aire libre a los pies de esta parte de la población.

La bulliciosa avenida Amazonas, el orgullo del Quito moderno, es un buen lugar para sentarse en la terraza de una cafetería y ver la vida pasar. Es de especial interés para los amantes de los animales que habitan en los terrarios el Vivarium, en Reina Victoria, en la ciudad nueva: es un museo dedicado a la exhibición y el estudio de los reptiles y anfibios de Ecuador. Para deleite de los herpetólogos, alberga diversos especímenes vivos, como iguanas, tortugas, ranas, boas constrictor y la famosa víbora terciopelo, una de las serpientes más venenosas del continente.

Los hoteles más económicos se hallan en los alrededores de Santo Domingo y La Ronda, mientras que los mejores establecimientos de precios medios se encuentran en la ciudad nueva.

Los viajeros deben andar con cautela en los mercados y estaciones de autobuses, así como en las zonas muy turísticas, ya que los robos son corrientes. Es relativamente arriesgado frecuentar El Panecillo, El Tejar, la parroquia de San Sebastián, la avenida Cristóbal Colón, así como las zonas donde se encuentran los monumentos al Mariscal Sucre y a González Suárez, sobre todo de noche.

Otavalo
La pequeña ciudad de Otavalo es famosa por el mercado indígena que alberga los sábados, y cuyo origen se remonta a tiempos preincaicos. Es un acontecimiento único y festivo, donde los lugareños visten el atuendo tradicional; aunque en ningún caso para complacer a los visitantes. Los hombres llevan pantalones blancos hasta la pantorrilla, sandalias de cuerda, ponchos azules y grises reversibles, y el pelo recogido en largas colas de caballo. Las mujeres se atavían con blusas bordadas en vistosos colores, camisas y chales negros y largos, y collares y pulseras de vidrio soplado. A pesar de que sólo una tercera parte de los habitantes de la región son blancos o mestizos, la mayoría de los indígenas vive en los pueblos de los alrededores y sólo se dirige a Otavalo el día de mercado.

Los otavaleños manejan tradicionales telares de cintura para confeccionar sus ropas y tapices. Su trabajo está tan solicitado en la actualidad que han inaugurado comercios en todo el país, donde venden directamente sus productos a establecimientos de Estados Unidos y Europa. El mercado se desarrolla en tres plazas; la principal es la plaza de Poncho, donde se tiene acceso a una gran variedad de mantas de lana, bufandas, ponchos y tapices. El regateo es un arte casi obligado.

Otavalo está situado al norte de Quito, a una dos horas y media en autobús. Otra alternativa para acercarse desde la capital es en taxi.

Avenida de los Volcanes
El largo valle situado al sur de Quito y que finaliza en Cuenca está flanqueado por dos cadenas montañosas paralelas que ofrecen algunos de los paisajes más agrestes del país, así como nueve de los diez picos más altos. La mitad de la población de Ecuador vive en esta zona de fértil tierra volcánica. La región está formada por pueblos indígenas aislados, donde los estilos de vida apenas parecen haber evolucionado a lo largo de los siglos. Cada una de estas comunidades exhibe distintos modelos de traje tradicional.

Las poblaciones más extensas, como Saquisilí, Pujilí, Zumbagua, Sigchos y San Miguel de Salcedo, son invadidas por los aldeanos los días de mercado. La pacífica comunidad de Salinas es famosa por sus productos lácteos caseros, salamis y prendas de lana hechas a mano. Muchos de estos pueblos son sólo accesibles a pie. La carretera Panamericana, que atraviesa todo el valle, ofrece vistas espectaculares.

Cuenca
Fundada por los españoles en 1557, Cuenca es la tercera ciudad en tamaño de Ecuador y una de las más atractivas. El casco antiguo, con adoquinadas calles, posee infinidad de iglesias y viviendas que datan de los siglos XVI y XVII. La mayoría de los hoteles se hallan cerca del centro, lo que convierte a esta localidad en una zona idónea para pasar unos días de descanso en un ambiente colonial. Sus habitantes son más conservadores que los ciudadanos de Quito y quien no se vista y comporte como cabe esperar será el centro de todas las miradas. Desde allí se puede viajar unos 50 km al norte hasta la fortaleza inca de Ingapirca, los vestigios precoloniales mejor conservados de Ecuador.

Cuenca está enclavada al sur de Quito, a unas once horas en autobús. Desde el aeropuerto local se puede volar diariamente a la capital y a Guayaquil. Las carreteras que llevan a la ciudad no están en muy buenas condiciones y la estación de ferrocarril ha permanecido cerrada por algún tiempo.

Región de Oriente
Esta gran región en las tierras bajas de la cuenca del Amazonas posee vastas extensiones de selva y atrae a los visitantes interesados en la historia natural, la ecología, los hábitats tropicales, las tribus indígenas, la ornitología y los recorridos por la jungla. Lamentablemente, algunos guías turísticos sin escrúpulos organizan excursiones a comunidades indígenas muy primitivas, donde se observa a los nativos como si fueran personajes de feria. Se aconseja evitar estas visitas. Las principales poblaciones provistas de servicios en la región son Macas, Puyo, Tena, Coca y Lago Agrio. El pueblo de Mishahuallí, cerca de Tena, es un buen lugar para organizar un itinerario por la selva.

El río Pastaza divide Oriente en dos. La mayor parte de las carreteras del sur están sin asfaltar y sujetas a desprendimientos de tierra y otros accidentes durante la estación de las lluvias, entre junio y agosto. No se debe fijar un programa muy estricto si se visita la zona durante esos meses; a finales de agosto y de diciembre a febrero son las mejores épocas. La red de carreteras del norte de Oriente y sus conexiones a la capital son mucho mejores. Cuenta con dos vías a Quito, varios autobuses, un sistema de canoas motorizadas y seis veces más vuelos que al sur.

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