jueves, 21 de febrero de 2008

Viajar a Serbia y Montenegro

Lo que queda de la antigua Yugoslavia es el estado de Serbia y Montenegro, una nación que sin apenas haber aprendido a caminar ya ha presenciado el asesinato de su primer ministro y que debe esperar a que uno de sus miembros, Montenegro, decida si desea seguir formando parte de esta nueva corporación.

Lo único cierto de su frágil existencia es que Serbia y Montenegro trata de conseguir una rápida reforma, dejando atrás sus antiguos vínculos con dirigentes despóticos, fracasados socialismos y guerras. Ser testigo de esta transición y redescubrir una región de belleza, cultura e historia olvidadas recompensará incluso al más experimentado de los viajeros.

Serbia y Montenegro es un país tranquilo durante todo el año. Los días en que era elegido como destino vacacional han terminado, aunque poco a poco el turismo está volviendo al país. El invierno es muy frío, así que es mejor evitar los viajes en esta estación; en verano el país celebra numerosos festivales de jazz y música clásica, teatro y poesía.

Belgrado
Destruida 40 veces en sus 2.300 años de historia, Belgrado jamás ha conseguido recomponerse totalmente. Su aspecto ligeramente desaliñado, combinado con su animación, buenos restaurantes, cafés en las calles y atmósfera del norte de Europa la convertiría en un lugar ideal para pasar unos días, si no fuera por los precios desorbitados del alojamiento. El centro bullicioso de Belgrado es Kneza Mihaila, un bulevar peatonal repleto de cafés que atraviesa la parte vieja de la ciudad de norte a este. En el sur se encuentran las estaciones de tren y de autobús.

El fuerte de Belgrado desde la época Celta, la ciudadela de Kalemegdan destaca en la ciudad antigua. La mayor parte de lo que puede visitarse fue construido en el siglo XVII, incluidas las puertas medievales, las iglesias ortodoxas, las tumbas musulmanas y los baños turcos. En el caso de estar interesado por las guerras, en las almenas de la ciudadela se puede visitar el Museo Militar. A continuación, uno puede sentarse en un banco del parque de la ciudadela y ver pasear a la gente.

Stari Grad, junto a la ciudadela, es la parte más antigua de Belgrado. Se recomienda pasear por la zona y visitar algunos de los mejores museos de la ciudad; todos se concentran aquí. El Museo Nacional es especialmente recomendable, con exposiciones arqueológicas y pinturas; también puede echar un vistazo al Museo etnográfico, que alberga una colección excelente de trajes Serbios y arte popular. En caso de no disponer de tiempo suficiente para visitar el campo, la Galería de frescos muestra réplicas de tamaño natural de pinturas de iglesias de la campiña de Serbia y de Macedonia. No hay que dejar de visitar el Palacio de la princesa Ljubice, un palacio de estilo balcánico amueblado.

El parque más agradable de Belgrado es Ada Ciganlija, un islote del río Sava, aguas arriba desde la ciudad. Se puede nadar, alquilar una bicicleta, degustar una cerveza fresca en alguno de los cafés o, sencillamente, tumbarse boca arriba y relajarse. Pero cuando llega el momento de encontrar un lugar para dormir, las opciones son menos agradables. El alojamiento es caro - hay un camping y un albergue al sur de la ciudad; si no hay plaza, uno debe arreglárselas alquilando una habitación en uno de los hoteles propiedad del estado. Respecto a la comida, hay restaurantes en Kneza Mihaila; y si el presupuesto lo permite, se recomiendan los típicos del barrio bohemio.

Novi Sad
Al norte de Belgrado, en Vojvodina, Novi Sad es una agradable ciudad universitaria con un toque húngaro. La ciudad, situada en un recodo del Danubio, tiene un ambiente animado - quizás debido a los estudiantes - pero una vez más, no se encuentra alojamiento económico. A una hora a pie de la ciudad hay un camping; otra opción son los hoteles del centro.

En Novi Sad se pueden visitar tres museos que merecen la pena - el Museo de la revolución, el Museo de pintura y el Museum de arqueología. La Ciudadela Petrovaradin, del siglo XVIII, es una fortaleza que diseñó el arquitecto francés Sébastien Le Preste de Vauban. Desde lo alto de la fortaleza se obtienen unas vistas espléndidas de los campos que lo circundan. Y en caso de sentirse eufórico, puede alojarse en el caro hotel de la ciudadela. Si la visita es en grupo, el vigilante permite visitar las galerías de 16 km y las salas subterráneas de la fortaleza.

Budva
Algunas playas motean lo que ha quedado de la costa yugoslava, con altas montañas que forman un hermoso telón de fondo. Budva es el lugar más visitado por veraneantes, situado en el centro de la costa montenegrina, un hermoso lugar que no se ha visto excesivamente afectado por hordas de veraneantes. La ciudad antigua de Budva es casi demasiado bonita - en la ciudad se produjo un terremoto en 1979; la gente tuvo que ser evacuada, y el lugar se ha reconstruido completamente como ciudad turística. En una plaza se concentra un museo, tres iglesias y una fortaleza (desde la muralla las vistas son fantásticas), todos ellos copias fieles de los originales.

Aunque la playa principal de Budva es bastante corriente, a 500 m al norte se llega a la playa de Mogren, un hermoso arenal. Al sureste de Budva se encuentra Sveti Stefan, más fantasmal aún que la ciudad antigua de Budva. Antaño era un pequeño pueblo pescador de una isla, Sveti Stefan se transformó en un carísimo hotel con aspecto de pueblo pescador. Es un lugar carísimo - incluso cuesta dinero poner los pies en ella.

Cetinje
Antigua capital de Montenegro, Cetinje se encuentra en una elevada meseta situada entre la bahía de Kotor y el lago Shkodër. Cuando el resto de Yugoslavia fue absorbido por el Imperio Otomano, Montenegro siguió manteniendo su independencia, principalmente porque la situación estratégica de Cetinje. La construcción más impresionante de la ciudad es un antiguo palacio que actualmente constituye el Museo del Estado. En frente de éste se encuentra la antigua casa del príncipe-obispo de Cetinje, construida en el siglo XIX. El Monasterio de Cetinje, fundado en 1484 y reconstruido en 1785, contiene un gran número de artefactos, incluyendo una colección de temas litúrgicos impresos en 1494.

Si al viajero le apetece dar un buen paseo, se puede dirigir hacia el Monte Lovcen, a 20 km de distancia. Esta montaña es un parque nacional, y en su cumbre se encuentra el mausoleo de Petar II Petrovic Njegos, decorado con una preciosa escultura del gobernante. Cetinje, con sus calles sinuosas y sus románticos edificios antiguos, es un destino de gran belleza donde pasar unos días, aunque una vez más el visitante encontrará problemas al tratar de buscar alojamiento -posiblemente vale más la pena pernoctar en la cercana Bar y visitar Certinje durante el día.

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