jueves, 21 de febrero de 2008

Viajar a República de Sudáfrica

Con el optimismo provocado por el fin del Apartheid, que ha transformado a Sudáfrica en una sociedad relevante, los viajeros acuden a un país que estuvo vedado durante la mayor parte del siglo XX. La violencia política parece pertenecer al pasado, y la población alberga el deseo de construir una nación de y para todos. Es el momento perfecto para visitarla.

En un primer viaje a África, empezar por Sudáfrica no es una mala elección: las infraestructuras están mejorando constantemente, el clima es agradable y es el marco idóneo para contemplar la fauna africana. Pero quien aspire a comprender el país deberá conocer los diversos aspectos que lo conforman, y no todo es de color de rosa. La pobreza sigue coexistiendo con la riqueza, la pandemia del Sida es devastadora y la violencia sigue siendo un grave problema. Es necesario tomar algunas precauciones como no mostrar dinero ni objetos de valor; ser precavido a la hora de utilizar los transportes públicos y en las estaciones de tren; y tener presente que los robos de coches y los atracos a mano armada suponen un riesgo en algunas partes del país. Sin embargo, estos aspectos negativos se compensan con el orgullo y esperanza que se respira en todas las comunidades (ricos y pobres, blancos y negros), especialmente en la manera que Sudáfrica ha salido a flote de la pesadilla del Apartheid.

El verano puede llegar a ser sumamente caluroso, en especial en el Lowveld. Las zonas más elevadas gozan de un clima agradable durante el período estival, pero en las montañas las precipitaciones y la niebla son frecuentes. Las regiones nororientales pueden tener una humedad agobiante; en cambio, es posible nadar en la costa oriental durante todo el año. La primavera es la estación idónea para ver flores silvestres en las provincias del Cabo Occidental y del Norte. Los inviernos son suaves en todas partes, salvo en las áreas de mayor altitud, donde se producen heladas y nevadas ocasionales.

Los veraneantes abandonan las ciudades de mediados de diciembre a finales de enero, que es cuando los centros turísticos y los parques nacionales suelen estar abarrotados y los precios en la costa llegan a incrementarse más del doble. Las vacaciones escolares de abril, julio y septiembre pueden llenar las playas y los parques nacionales.

Ciudad del Cabo
Al igual que las demás ciudades surafricanas, Ciudad del Cabo es ambivalente, europea y africana, una mixtura de ambos mundos. Pero indiscutiblemente es una de las ciudades más bellas del continente. Ciudad del Cabo, el asentamiento más antiguo de Sudáfrica, está dominada por el monte Mesa, de 1.000 m y cima plana, y a escasa distancia pueden realizarse excursiones, visitar los viñedos y bañarse en las playas. Tiene fama de ser una ciudad abierta y de ambiente relajado, y tal vez la más segura de África para los visitantes.

El centro de la urbe se extiende al norte del monte Mesa y es sorprendentemente exiguo. La zona central, denominada City Bowl, acapara los puntos más atractivos de la localidad. El castillo de Buena Esperanza fue edificado entre 1666 y 1679 y es una de las construcciones de mayor antigüedad del sur del continente. El Museo Surafricano, aunque un tanto pasado de moda, merece una visita, tiene numerosas vitrinas llenas de animales y dioramas de dinosaurios. Entre los objetos de civilizaciones indígenas, figuran llamativas muestras del arte de las comunidades san (bosquimanos). El District Six Museum es un emplazamiento sencillo dedicado a los residentes de la otrora vibrante comunidad que fue arrasada por las excavadoras. El muelle de Victoria y Alfred se encuentra al norte del centro. Orientado descaradamente al turista, pero sin la pulcra artificialidad de similares remedos de puertos, es un lugar interesante, repleto de restaurantes, bares, locales de música, tiendas y un nuevo acuario. Los establecimientos cierran tarde, así que se puede ir a cualquier hora.

El teleférico del monte Mesa es una atracción obvia y popular, pero imprescindible. Cuando el cielo está despejado, las vistas desde la cumbre son sublimes; se pueden realizar excursiones por la cima, en especial en primavera, cuando las plantas florecen. Alberga damanes de roca, criaturas semejantes a un roedor, pero cuyo pariente más cercano es el elefante. El jardín botánico Kirtenbosch, en la ladera este del monte Mesa, está dedicado a las plantas endémicas. La isla de Robben (o Seal), sirvió de cárcel a los presos políticos hasta la caída del Apartheid; su residente más famoso fue Nelson Mandela.

El City Bowl es el lugar adecuado para buscar albergues, casas de huéspedes y hoteles. Sea Point, en el océano Atlántico, al oeste del centro, es otra buena zona donde hospedarse. Observatory, un bonito barrio frecuentado por estudiantes, se ubica al este del centro y un poco apartado, pero allí se pueden descubrir establecimientos económicos y de precio medio. Además, resulta el sitio idóneo donde comer para quien el fulgor de los muelles le resulte excesivo.

Durban
Durban es una urbe subtropical en la provincia nororiental de KwaZulu/Natal. Este importante puerto de mediados del siglo XIX acoge la mayor concentración de población de origen indio de la nación. En la actualidad, es conocida por su animada vida nocturna. El clima y el agua, gracias a la corriente de las Agujas, resultan agradables durante todo el año; las extensas playas atraen a gran cantidad de surfistas.

Además de sus playas, Durbs tiene bastante que ofrecer. El impresionante edificio del Ayuntamiento alberga una galería de arte con una completísima colección de obras contemporáneas de artistas surafricanos y un desigual Museo de Ciencia Natural (merece la pena ver la sección dedicada a las cucarachas). También en el centro de la ciudad, el Museo de Historia Local cuenta con interesantes objetos que reflejan la vida colonial, mientras que el Centro de Arte Africano exhibe obras de artistas rurales.

El barrio indio, al oeste del centro, rebosa una animación y una vitalidad carente en la mayoría de las zonas comerciales de Sudáfrica. El mercado de Victoria Street es su epicentro, otros enclaves notorios son la mezquita Juma, la mayor del hemisferio sur, y el templo hindú Alayam, el más grande y antiguo del país. Por desgracia, de noche esta zona no se considera segura.

Marine Parade, frente a la playa, es el punto más concurrido de Durban. Hoteles y restaurantes se disponen a lo largo de este paseo o en las calles situadas detrás de él, así como locales de copas. Al anochecer, la gente se desplaza a los restaurantes de las afueras del norte o a los grandes hoteles y clubes que están frente a la playa. Durban cuenta con un aeropuerto internacional y está bien comunicada mediante autobuses y trenes con las principales ciudades surafricanas.

Garden Route
Muy promocionada, la Garden Route (Ruta de los Jardines) discurre por un precioso tramo de costa en la provincia del Cabo Occidental. La estrecha llanura costera contiene una gran extensión boscosa, bordeada por lagunas que se extienden tras una barrera de dunas y playas de arena blanca. La Garden Route cuenta con zonas de bosque autóctono (con cladrastis lutea gigantes y flores silvestres), así como con plantaciones de eucaliptos y pinos. Es idóneo para la práctica de deportes acuáticos y goza de un clima agradable durante todo el año. A lo largo de la ruta, están diseminados algunos complejos inmobiliarios, pero es preferible encontrar alojamiento en un albergue. Descuellan por su tranquilidad las bahías de Mossel, Herold y Buffalo.

George es el mayor centro de transportes de la región, una localidad desde donde organizar cómodamente el viaje. Los viajeros que se encuentren entre Ciudad del Cabo y la Garden Route pueden seguir una dura y espectacular ruta alternativa que consiste en atravesar las montañas del Pequeño Karoo. Es una región célebre por sus avestruces, que gustan del clima seco y soleado, sus flores silvestres y por sus kloofs (barrancos) y sus pasos cortados en las montañas.

Johannesburgo
Jo'burg, Jozi, eGoli o la Ciudad del Oro (nunca Johannesburgo) es, con diferencia, la mayor urbe de Sudáfrica. Localidad de rápido crecimiento, a menudo resulta fea, pero es rica, vital y goza de un clima privilegiado. Si se desea conocer la verdadera Sudáfrica e intentar comprenderla, Jo'burg no debe faltar en ningún itinerario. Aunque la separación entre razas pervive, hay más posibilidades de conocer negros en relativa igualdad de condiciones en Johannesburgo que en cualquier otro lugar. A diferencia de muchas ciudades surafricanas en las que hay tan pocas caras negras que uno casi se olvida de que está en África, el centro de Jo'burg ha sido recuperado por la población negra, y las aceras están copadas por los vendedores ambulantes y puestos de todo tipo. También cuenta con una oferta teatral y musical interracial cada vez más amplia.

El centro de la ciudad se extiende siguiendo una rigurosa cuadrícula, por lo que resulta sencillo orientarse. Los suburbios del Norte están habitados por blancos de clase media; son barrios aislados y asépticos, los negros trabajan allí en tareas domésticas. Las barriadas negras o Townships circundan la ciudad ofreciendo un agudo contraste frente a los suburbios del Norte. Soweto, una enorme superficie atestada de bungalós, casas, cabañas, dormitorios comunales y chabolas, es el mayor Township. La mayoría de los surafricanos blancos ignora por completo cómo es la vida dentro de los Townships, y pocos han llegado a internarse en alguno. Aunque los Townships continúan sumidos en un estado traumático, los foráneos no son automáticamente elegidos como objetivo por sus habitantes y es posible visitarlos. No obstante, es recomendable pedir consejo a un lugareño antes de desplazarse a uno o ir con un viaje organizado o con un amigo negro de confianza.

Durante un tiempo, Hillbrow fue uno de los lugares más excitantes de Sudáfrica, una meca de la bohemia, con la que sólo podían rivalizar el Soho y el Greenwich Village. Sin embargo, hoy en día puede que sea el sitio más peligroso del país, dominado por rascacielos y hoteles baratos. Quien quiera visitarlo debe armarse de valor y, desde luego, no ir de noche.

Quizá el viajero no tenga elección y deba pasar por Johannesburgo, ya que la mayoría de los vuelos internacionales se dirigen allí. La metrópoli es uno de los principales puntos para los vuelos nacionales.

Muchos no encuentran problema alguno al pasearse por la ciudad, pero es conveniente estar precavido. Una combinación de sentido común y temor será siempre la mejor defensa. No es prudente mostrar signos de ostentación ni parecer un turista (los bolsos y las cámaras son tentaciones). Es necesario observar lo que ocurre alrededor y no dudar en cruzar la calle para evitar un callejón o un individuo o grupo con aspecto sospechoso. Debe evitarse el centro de la ciudad por la noche y los fines de semana, cuando las tiendas están cerradas y circula poca gente.

Al conducir hay que mantener los pestillos cerrados y, al esperar en un semáforo, conviene dejar suficiente espacio delante para poder huir si es necesario.

Parque Nacional Kruger
Es uno de los parques naturales más célebres del mundo, figura entre los más grandes y antiguos: está a punto de cumplir el siglo de existencia. Aquí pueden verse los cinco grandes (leones, leopardos, elefantes, búfalos y rinocerontes), así como guepardos, jirafas, hipopótamos y toda clase de antílopes y animales de menor tamaño. Aunque la mayoría de las personas han visto especies africanas en el zoológico, nunca se exagera al afirmar lo extraordinario y diferente que es contemplar estos animales en su entorno natural. Sin embargo, el Kruger no ofrece una experiencia salvaje, ya que está muy organizado y es muy accesible y popular.

El parque abarca 350 km junto a la frontera con Mozambique, con una anchura media de 60 km. Alrededor de dos mil kilómetros de carreteras recorren su interior, de modo que incluso los fines de semana y durante las vacaciones escolares es posible estar solo y contemplar lo que aparece ante la vista. Los principales puntos de entrada son Skukuza y Nelspruit, ambas localidades a un día en coche de Johannesburgo. El alojamiento suelen ser unas cabañas bien acondicionadas, gestionadas por la Dirección de Parques Nacionales. Las instalaciones varían desde comunales y básicas hasta privadas y con aire acondicionado.

Drakensberg
La imponente Drakensberg (montaña del Dragón) es un macizo de basalto que marca la frontera con Lesoto. Aunque se sabe que está habitada desde hace miles de años (cuenta con numerosos enclaves con pinturas san ), en las últimas décadas algunas de sus cumbres y rocas sólo han sido pisadas por europeos. Gran parte de la cordillera está integrada en diversos parques nacionales, de los cuales el más espectacular es el Royal Natal National Park. La frontera sur del mismo está formada por el Anfiteatro, un acantilado de 8 km que, si visto desde abajo resulta imponente, más aún desde arriba. Aquí se precipitan en una caída de 850 m las cascadas Tugela en cinco tramos; el más alto suele helarse en invierno. La zona cuenta con magníficos senderos de interés natural l, la flora es rica y variada y las opciones para practicar escalada son innumerables. Bergville es la base desde donde visitar Royal Natal. Se puede llegar hasta allí en taxi-microbús desde Ladysmith.

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