jueves, 21 de febrero de 2008

Viajar a Egipto

Herodoto, antiguo historiador griego, describía Egipto como 'el don del Nilo', reflejando así la admiración que ya se sentía en la Antigüedad por la imagen de las pirámides, la esfinge, Tebas y el propio río. Faraones, griegos, romanos, árabes, turcos y británicos dominaron este país africano y, como consecuencia de ello, el Egipto actual es una amalgama de esos legados, junto con la influencia del Islam y de los avances del siglo XX.

Pueblos construidos con adobe se alzan junto a ruinas faraónicas, rodeadas de edificios de acero, piedra y cristal. Los beduinos habitan en tiendas construidas con piel de cabra, mientras que los agricultores labran la tierra con las herramientas primarias que habían utilizado sus ancestros. En la ciudad se mezclan largas túnicas con marcas importadas de occidente; el tráfico compite con carros arrastrados por burros y cabras que se mueven libremente. En ningún otro lugar se da este colorido ni estos contrastes como en El Cairo, una ciudad imponente, atestada de gente, donde suenan incansables el claxon de los coches, la algarabía de los barrios y los almuédanos convocando a la oración. Sin embargo, no todo es caos y ruido en El Cairo. Egipto es también el lugar con el que sueña cualquier buceador; es además la imagen de una tranquila caravana de camellos a través del desierto o un apacible paseo Nilo abajo.

Los meses de invierno son, sin duda, el mejor momento para acercarse a la zona más septentrional y a Luxor, ya que en verano el calor puede soportarse con dificultades, además de ser la época de mayor afluencia de turistas a la costa mediterránea. En El Cairo, sin embargo, los inviernos pueden llegar a ser bastante fríos, por lo que las fechas más adecuadas para disfrutar la ciudad son la primavera y el otoño. Es preferible viajar en el período comprendido entre marzo y mayo para coincidir con temperaturas suaves y eludir tanto el calor de mediodía como las masificaciones de las playas.

El Cairo
El Cairo ha sido el corazón del país del Nilo desde hace más de mil años y en ella se muestran los contrastes de todo Egipto. En esta ciudad, se funden el mundo medieval y el mundo occidental contemporáneo en una mezcla de casas de adobe y modernos rascacielos de oficinas, de ostentosos automóviles y carros arrastrados por animales de tiro. No se sabe con exactitud cuántos habitantes tiene la urbe, pero se estima que la cifra se sitúa en torno a los 16 millones; sólo los asentamientos ilegales y las chabolas albergan aproximadamente cinco millones de personas. La escasez de vivienda es un grave problema, y el tráfico es caótico; el gobierno ha procurado subsanar estos inconvenientes con la apertura de una red de metro y la edificación de barrios satélite.

El Cairo islámico es el nombre con el que se conoce al antiguo barrio medieval; caminar por sus calles es como retroceder seis o siete siglos. Ésta es una de las partes de Egipto, y probablemente de todo Oriente Próximo, con más densidad de población. Barrios como Darb al-Ahmar se caracterizan por sus pequeñas callejuelas, sus casas de adobe, sus vendedores ambulantes de comida y sus cabras, camellos y burros. Hay mezquitas y templos por doquier, y en el aire se respira un fuerte olor a cúrcuma, a comino y a animales. Entre las joyas arquitectónicas de esta zona de la ciudad, destacan la Iben Tulun, una de las mezquitas más grandes del mundo, construida en el siglo IX; el mausoleo de Imam ash-Shafi'i, el de mayores dimensiones del país, donde está enterrado uno de los líderes religiosos más importantes del Islam; y la Ciudadela, una impresionante fortaleza medieval, sede del poder egipcio durante setecientos años, que alberga en su interior tres importantes mezquitas y varios museos.

El Cairo copto tiene su origen en una ciudad-fortaleza romana fundada cientos de años antes que El Cairo Islámico. Albergó a una de las primeras comunidades cristianas del mundo; sin embargo, tanto los judíos y los musulmanes como los cristianos coptos que habitaron en esta urbe, la consideran un lugar sagrado. Lo único que se conserva del fuerte de Babilonia es una torre construida en el año 98 d.C. que, originariamente, dominaba un importante puerto en el Nilo, antes de que éste cambiase su curso. El Museo Copto se encuentra al pie de la torre; su exposición cubre la era cristiana egipcia comprendida entre los años 300 y 1000 d.C. Esta sorprendente colección incluye arte religioso y secular, así como trabajos en piedra, madera y metal, manuscritos, pinturas y cerámica.

La ciudad de Giza, situada en la orilla oeste del Nilo, abarca una longitud de 18 km, incluyendo las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, una de las siete maravillas del mundo. A pesar del alto número de visitantes que reciben anualmente, no dejan de resultar imponentes al situarse ante ellas. Estas construcciones, que se alzan en la llanura del desierto, junto a la Esfinge y otros templos y pirámides más pequeñas, han sobrevivido a la ascensión al poder y posterior caída de las grandes dinastías y conquistadores.

Existen diversos establecimientos que ofrecen a los turistas comidas y alojamientos económicos, pero los precios más baratos se encuentran en el centro de El Cairo, especialmente en Midan Orabi y Midan Talaat Harb.

Alejandría
Alejandro Magno llegó a Egipto tras haber vencido en repetidas ocasiones a los ejércitos del imperio persa y eligió un pequeño pueblo pesquero en la costa mediterránea para fundar la nueva capital, Alejandría. La ciudad giraba en torno a Midan Saad Zaghul, una gran plaza que descendía hasta el muelle. Contaba con una biblioteca con más de quinientos mil volúmenes y, en la cumbre de su esplendor, llegó a ser el centro de la ciencia, la filosofía y el pensamiento intelectual de su época.

El Museo Grecorromano alberga reliquias que datan del siglo III a.C. En él puede admirarse una magnífica escultura en granito negro de Apis, el toro sagrado venerado por los egipcios, además de momias, sarcófagos, cerámica, joyas y antiguos tapices. El anfiteatro romano fue descubierto en 1964. Está formado por trece gradas de mármol blanco, conservadas en perfecto estado, que rodean el escenario. En la actualidad, se siguen realizando excavaciones, fundamentalmente en su parte norte.

El pilar de Pompeyo es un gigantesco pilar de granito rosado de 25 m de altura y 9 m de circunferencia. Los cruzados cristianos, a su llegada a Egipto, se lo atribuyeron a Pompeyo, aunque en realidad fue erigido en el centro del gran Serapeum por Diocleciano, en el año 297 d.C. Cuando los cruzados llegaron, mil años más tarde, destruyeron el Serapeum y la biblioteca de Cleopatra, dejando en pie únicamente el pilar. Las catacumbas de Kom El-Shokafa son el lugar de sepultura romano más extenso que se conoce en Egipto y están formadas por tres niveles: tumbas, cámaras y vestíbulos. Su construcción se inició en el siglo II d.C., y se fueron ampliando hasta llegar a acoger a más de trescientos cuerpos. Disponían de una sala de banquetes donde el afligido presentaba sus respetos con una comida funeraria. Los expertos esperan descubrir el Palacio de Cleopatra debajo del mar de Alejandría. Las columnas se encontraron en 1998 y recientemente algunos arqueólogos han recuperado una hermosa estatua de las profundidades. Los cruzados destruyeron la biblioteca de Cleopatra.

Port Said
Situada en la entrada norte del canal de Suez, Port Said es una ciudad muy joven, según los estándares egipcios. Fue fundada por el gobernante Said Pasha en 1859, año en que se iniciaron las excavaciones del canal. En 1956, Port Said fue bombardeada durante la crisis de Suez y nuevamente en 1967 y 1973, durante las guerras con Israel; los desperfectos ocasionados por estos bombardeos se aprecian todavía en algunos lugares, a pesar de los trabajos de reconstrucción que se han llevado a cabo. Esta urbe se construyó sobre tierra ganada al lago Manzela y se asienta sobre un istmo unido al continente por puentes. Los ferrys cruzan el lago en dirección a Al-Matariyya y se dirigen a Port Fuad; la imagen de los gigantescos barcos que se alinean dispuestos para entrar en el canal es realmente increíble. Port Said, a diferencia de muchas otras ciudades mediterráneas de Egipto, no se ve invadida por turistas nacionales en busca de sol y playa. Tampoco es un destino muy usual para viajeros de otros países, a pesar de que cuenta con arquitectura colonial de finales de siglo y con varios excelentes museos y jardines.

Asuán
Es la ciudad más meridional de Egipto y desde hace mucho ha sido la puerta de entrada al África negra, además de ser una ciudad comercial enclavada en la encrucijada de las rutas de las antiguas caravanas. Está situada a orillas del Nilo, no muy por encima del Trópico de Cáncer. Antiguamente, fue una ciudad-fuerte conocida como Sunt, muy importante durante los primeros años del cristianismo copto. En el centro del Nilo, se encontraba la isla Elefantina, conocida como Yebu; allí se ubicaba la parte principal de la ciudad de Sunt y de sus templos. A pesar de que las ruinas y los santuarios de esta zona no son tan magníficos ni se han conservado tan bien como los del resto del país, hay buenas razones para visitarla. El Nilo, a su paso por la Gran Presa y el lago Nasser, se ensancha en esta zona de forma impresionante y el espectáculo de los faluchos que se deslizan por el río durante la puesta de sol es una experiencia única.

Luxor
Esta metrópoli se construyó sobre la antigua ciudad de Tebas; su magnífica arquitectura monumental y su excelente conservación la convierten en el destino más visitado de Egipto. Durante siglos, los turistas se han paseado por los templos de Luxor y de Karnak, y por los impresionantes monumentos funerarios dedicados a Hatshepsut y Ramsés II. En el Nilo, es frecuente ver faluchos y viejas barcazas entre los cruceros de lujo, navegando entre El Cairo y Asuán.

El templo de Luxor fue construido por el faraón Amenofis III sobre otro antiguo templo tebano; posteriormente, fue reformado por Tutankamón, Ramsés II, Nectanebo y Alejandro Magno. Desde 1885, se están realizando excavaciones. El templo de Karnak es un conjunto de monumentos que constituían el principal lugar de culto en tiempos tebanos; lo conforman el recinto del templo de Amón, el más grande; el espacio ocupado por el templo de Mut, en la zona sur; y el ámbito dedicado al templo de Montu. Los terrenos de Amón y Montu estaban conectados por canales con el Nilo para facilitar el paso de los barcos sagrados durante las ceremonias. Existe un servicio diario de autobuses y trenes entre las ciudades de Luxor y El Cairo.

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