miércoles, 20 de febrero de 2008

Viajar a Bolivia

Bolivia, la república latinoamericana más aislada y de mayor altitud, un país sin salida al mar, es el Tíbet de las Américas. Es también el más indígena del continente; más del 50% de la población conserva los valores y creencias tradicionales. Aunque Bolivia sea uno de los países más pobres de Suramérica, su riqueza cultural, sus extraordinarios paisajes andinos y los restos de antiguas y misteriosas civilizaciones lo convierten en el destino más prometedor y apasionante para los viajeros independientes y de espíritu aventurero.

Bolivia se encuentra en el hemisferio occidental; el invierno se extiende de mayo a octubre y el verano de noviembre a abril. El factor climático más importante que hay que recordar es que en general el verano es húmedo y el invierno seco.

Aunque las tierras altas y el Altiplano pueden ser fríos en invierno y húmedos en verano, las inundaciones ocasionales en la carretera constituyen la única dificultad grave para viajar por estas regiones. En las tierras bajas tropicales, sin embargo, el verano puede ser poco favorable, con barro por todas partes, un calor agobiante, parásitos y aguaceros constantes, con las consiguientes dificultades para viajar debido al fango y las inundaciones.

También hay que tener en cuenta que la temporada alta para el turismo cae en invierno (de finales de junio a principios de septiembre), no tan solo debido a los factores climáticos sino también a las fechas de las vacaciones europeas y norteamericanas, y al hecho de que coincide con la temporada más festiva en Bolivia. Esto significa que tanto los visitantes extranjeros como numerosos suramericanos viajan durante este periodo

La Paz
La Paz, la capital de mayor altitud del mundo, parece un cráter lunar. La ciudad está situada a 4 km por encima del nivel del mar, en el suelo de un cañón que sólo presenta un amago de vegetación. Incluso el oxígeno escasea. Afortunadamente, la vida y el colorido de La Paz se encuentran en sus gentes y su cultura, no en sus paisajes. Se recomienda encontrar un buen lugar que permita contemplar simplemente la muchedumbre que pasa: mujeres con sombreros de bombín (que llevan ladeados si están solteras o encima de la cabeza si están casadas) y voluminosas faldas; hombres de negocios y políticos de camisa blanca; soldados armados con ametralladoras; y mendigos dormidos en algún portal.

La gente se congrega alrededor de la espléndida Iglesia de San Francisco (cuya construcción se inició en 1549), con su fascinante mezcla de estilos hispánico y mestizo. Detrás de la iglesia se encuentra el Mercado de las Brujas, donde se puede comprar un extraño batiburrillo de productos, desde amuletos, pociones, joyas de plata finamente trabajada, dulces e incluso fetos de llama disecados. La Paz también cuenta con cierto número de museos, entre ellos el Museo Costumbrista Juan de Vargas, que contiene algunos dioramas magníficos de la ciudad, y el Museo de Metales Preciosos Precolombinos, que alberga tres salones muy bien dispuestos con objetos de plata, oro y cobre anteriores a la conquista. Montando la guardia sobre la ciudad se eleva el monte Illimani (6.460 m), a unos 60 km al este, la cumbre más famosa de Bolivia.

La mayoría de alojamientos y restaurantes económicos se encuentran en la zona comprendida entre la calle Manco Capac y el Prado. En cuanto a la oferta lúdica, cabe destacar los espectáculos de música popular, bares, varias buenas discotecas y numerosos cines. A causa de las temperaturas, a menudo extremadamente bajas, resulta indispensable disponer de ropa de abrigo durante todo el año.

Cerca de La Paz se extiende el Valle de la Luna, de nombre muy apropiado, un laberinto de quebradas y pináculos causados por la erosión en la ladera de la montaña, a unos 11 km al este de la ciudad; el espectacular Valle Zongo, a 50 km al norte de la ciudad, con sus cuevas de hielo, sus lagos de color turquesa y el pico de Huayna Potosí; y el histórico centro ceremonial de Tiahuanaco, a 70 km al oeste de la ciudad, el emplazamiento arqueológico más importante de Bolivia.

Lago Titicaca
Tradicionalmente considerado como la extensión de agua navegable más alta del mundo (aunque en Chile y Perú se encuentran lagos a mayor altitud), el Lago Titicaca es inmenso: mide 233 km de noroeste a sureste y 97 km de noreste a suroeste. La orilla es muy accidentada, y tiene 36 islas diseminadas en sus aguas excepcionalmente límpidas, de color azul zafiro. Los indios que viven en sus inmediaciones lo reverencian, y la mitología inca sitúa los orígenes de la creación en sus legendarias Islas del Sol e Islas de la Luna. La ciudad más importante de esta zona es Copacabana, con una catedral de estilo moruno de un blanco deslumbrante, donde se celebra la Fiesta de la Virgen de la Candelaria. La Isla Suriqui es mundialmente conocida por sus barcas de totora, la Isla Kalahuta por sus sepulcros de piedra y en la Isla Incas, según la leyenda, se inicia una red de pasajes subterráneos que conducen hasta la antigua capital inca de Cuzco, en Perú.

Los viajeros deben protegerse en la región del lago, ya que la escasez de oxígeno del aire implica altísimos niveles de radiaciones ultravioletas. La mitad del lago Titicaca se encuentra dentro de las fronteras peruanas; Puno es la localidad más importante y el punto de salida principal para las excursiones por la orilla peruana del lago.

Cochabamba
La ciudad de Cochabamba, a la que se atribuye el mejor clima del mundo y los bebedores más empedernidos de Bolivia, ocupa una fértil hondonada verde en un paisaje de campos y suaves colinas. Fundada en 1574, es la ciudad mercantil más grande de Bolivia y fue antaño el granero del país. Sigue siendo una localidad próspera y progresista, y cuenta con buen número de atracciones históricas y arqueológicas, como la catedral, de 400 años de antigüedad, el Convento de Santa Teresa y el Museo Arqueológico.

Sorata
Descrita a menudo como la localidad situada en el paisaje más hermoso de Bolivia, esta soñolienta ciudad está enclavada en una elevación de casi 2.700 m en un valle dominado por las cumbres nevadas de Illampú (6.362 m) y Ancohuma (6.427 m). El exuberante valle atrae a un flujo constante de viajeros, que casi siempre quedan seducidos por este lugar. La mayoría de visitantes emprenden la caminata de 10 km hasta la Gruta de San Pedro, para ver la cueva y el lago subterráneo.

Tupiza
Tupiza, situada en el corazón de una de las regiones más espectaculares de Bolivia, es una verdadera joya para los amantes de los paisajes desérticos. Es una ciudad joven y con una rica cultura, situada en el angosto valle del Río Tupiza y rodeada por la accidentada Cordillera de Chichas, cuyos atractivos principales incluyen rocas multicolores, montañas, precipicios, ríos de aguas claras, bosques de cactus, cielos luminosos y vastos espacios abiertos.

Santa Cruz
Desde hace mucho tiempo, Santa Cruz tiene fama de ser un centro del narcotráfico, pero al parecer esta actividad está cesando últimamente. En la actualidad, la ciudad está registrando un auge del sector agrícola. Durante las últimas cuatro décadas, esta gran urbe al borde de la selva en retirada ha sufrido una rápida transformación. Antaño un atrasado pueblo ganadero de 30.000 habitantes, ocupa ahora el puesto de segunda población de Bolivia, con más de un millón de habitantes. Aunque sigue creciendo a un ritmo desenfrenado, esta ciudad cosmopolita conserva ciertos rasgos de su pasado. En su calidad de centro comercial y de transportes, tiene vuelos directos hacia Miami y Europa, pero todavía acuden numerosos habitantes de la selva que suelen verse en la plaza principal. Los visitantes aprecian el ambiente tropical y fronterizo, y utilizan la ciudad como base para explorar las selvas tropicales vecinas y las misiones jesuitas del siglo XVIII.

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