jueves, 21 de febrero de 2008

Viajar a Paises Bajos

El pueblo neerlandés destaca por su tolerancia; en los Países Bajos se puede cambiar de sexo en la Seguridad Social y la homosexualidad está públicamente aceptada. Esta nación ha logrado adaptar las actitudes liberales a una de las sociedades más organizadas del planeta, convirtiéndose así en una comunidad que combina la radicalidad con la sensibilidad sin caer en el ridículo o en un exceso de seriedad. Los neerlandeses no están encasillados en los tópicos, pese a que sus bicicletas, canales, molinos de viento y campos de flores suelen predominar en las afueras de las principales urbes.

Los Países Bajos pueden recorrerse con facilidad, y cuentan con una complaciente población. Los pueblos siguen rodeados de canales y murallas; el paisaje infinitamente llano en el que se inspiraron los primeros artistas de la nación aún se extiende por el horizonte; y, esporádicamente, los diques amenazan con ceder.

Las hordas de turistas acuden a los Países Bajos en verano, la mejor época del año para sentarse ante los canales a tomar algo. La primavera, con los bulbos en flor, también resulta un momento indicado para visitar el país, especialmente en abril, cuando crecen los narcisos, y en mayo, cuando abundan los tulipanes. Se recomienda coincidir en Ámsterdam con el Koninginnedag, Día de la Reina (30 de abril). Llueve con regularidad durante todo el año. El invierno puede traer un frío penetrante, pero los museos no se hallan atestados y, si hiela, se puede patinar sobre los canales y las llanuras inundadas.

Ámsterdam
La capital permite empaparse de historia y arte de la misma forma que disfrutar de una cerveza. Ámsterdam mezcla sutilmente lo nuevo y lo antiguo: muestras de arte radical okupa cuelgan en aleros del siglo XVII, vehículos de última generación ceden el paso a las bicicletas, y las grandes cafeterías de acero y vidrio sirven una cerveza de triple destilación elaborada por los monjes. Ámsterdam combina gran parte de la exuberancia de las metrópolis con la confortabilidad de un pueblo pequeño.

La urbe constituye un hogar cosmopolita que durante décadas ha atraído a emigrantes e inconformistas. Se trata de una ciudad próspera y una de las más difíciles de abandonar al final del viaje. Parece enriquecerse con su vibrante mezcla; perdura y aumenta su esplendor turístico. Quizá se deba al carácter absolutamente neerlandés de la metrópoli, manifiesto en todos sus rincones. La arquitectura de los siglos XVII y XVIII, las hordas de bicicletas junto con los parques dispersos bordeados de árboles conforman el carácter de Ámsterdam. También forman parte de su esencia las calzadas y aceras: los neerlandeses adoran a sus perros, y ésta es una de las capitales del mundo squish 'n' squirm.

Randstad
El término randstad (aglomeración urbana) hace referencia a la región más poblada de los Países Bajos; se extiende en círculo desde Ámsterdam e incluye La Haya, Rotterdam y Utrecht, además de otras poblaciones más pequeñas, como Haarlem, Leiden y Delft. El paisaje más espectacular de la zona lo forman los campos de tubérculos bulbosos, repletos de colorido entre marzo y mayo. Incluso desde la ventana de un tren resultan embriagadores, aunque la mejor manera de disfrutar de las vistas y aromas es mediante una excursión en bicicleta por los caminos secundarios. Keukenhof, al sur de Haarlem, es el jardín más grande del planeta. Abre únicamente ocho semanas al año, y llega a recibir unos ochocientos mil visitantes; su belleza supone un verdadero enigma. Los talentos de la naturaleza se han combinado con la precisión neerlandesa para crear un jardín donde florecen todos los años narcisos y tulipanes, cada uno en el mismo lugar y exactamente en la misma época.

Otros atractivos del randstad lo forman las mansiones majestuosas, las embajadas palaciegas y las prestigiosas galerías de arte de La Haya, sede del gobierno del país; también destaca la porcelana azul y blanca de Delft, la arquitectura experimental de la posguerra de Rotterdam y el animado y atractivo Haarlem.

Hoge Veluwe
El Parque Nacional Hoge Veluwe aparece como el mayor de la nación y alberga el Museo Kröller-Müller. Cuenta con una extensión de 5.500 ha y puede considerarse una extraña mezcla de zonas boscosas y arboledas, arenas movedizas y páramos que suscitan un sentimiento de verdadero aislamiento, imposible de encontrar en ningún otro lugar del país. Habitan ciervos, jabalíes y muflones (carneros mediterráneos). El Museo Kröller-Müller contiene 278 obras de Van Gogh, así como otras colecciones menores de Picasso y Mondrian. En el exterior, se halla el mayor jardín de esculturas de Europa, con obras de Rodin, Moore, Giacometti y muchos otros.

Se puede acceder en autobús desde Arnhem, situada a una hora de tren en dirección Este desde Ámsterdam. Una vez en el interior del parque, se facilitan gratuitamente unas bicicletas blancas para recorrerlo.

Maastricht
La ciudad más antigua de los Países Bajos, Maastricht, está situada en la punta del dedo meñique del territorio que sobresale entre Bélgica y Alemania. Su historia se remonta al año 50 a.C., cuando los romanos acamparon a orillas del río Mosa. La urbe permanece parcialmente rodeada por murallas, y en su parte occidental se puede explorar el laberinto de 10 km de túneles a las afueras. En la actualidad, Maastricht se ha convertido en una ciudad ligeramente extranjera, incluso para los propios neerlandeses: es posible pagar una cerveza con francos belgas o marcos alemanes, catar los distintos sabores de las gastronomías vecinas y celebrar en febrero los mayores carnavales del país

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