jueves, 21 de febrero de 2008

Viajar a Madagascar

El viajero no tiene por qué omitir por completo la imagen de isla tropical, pero este país ofrece mucho más que echarse en la arena de una playa y adentrarse en sus aguas transparentes para disfrutar de los arrecifes de coral. Los bosques de Madagascar conforman una masa vibrante de infinitas ramas, hojas goteantes y bestias saltarinas y extrañas recién salidas de la caja de sorpresas de la madre naturaleza. Lémures, camaleones, vincapervincas, baobabs, aloes, salamanquesas, sifakas y árboles pulpo. Separados del continente africano desde hace millones de años, sus frondosas arboledas constituyen el mayor gozo de un naturalista: han conservado singularidades y desarrollado peculiaridades que no pueden encontrarse en ningún otro lugar, y se pueden contemplar en una espectacular colección de parques nacionales accesibles.

Pero la gestión del socialismo malgache no ha conseguido aliviar las dificultades del territorio: parte de la población sufre de periódica malnutrición debido a las malas cosechas y fórmulas económicas inadecuadas, tanto nacionales como extranjeras. Con su paulatino poblamiento, las zonas boscosas se han visto reducidas a un menguado 15% de su extensión inicial, innumerables especies se hallan al borde de la extinción y el mantillo va desembocando al océano Índico a la velocidad del rayo. El paisaje alterna sobrecogedores bosques impolutos con una destrucción humana demoledora, en una escala apenas posible en otros territorios. Hay que verlo para creerlo.

La temporada idónea para desplazarse a Madagascar abarca los meses de abril a octubre (el invierno del Sur), evitando la temporada de huracanes veraniegos (entre noviembre y marzo). Pero como Madagascar cuenta con una gran variedad climática, las altas tierras centrales pueden resultar igualmente agradables en el período estival.

Antananarivo (Tana)
Como tantas otras capitales asiáticas o africanas, Tana aparece superpoblada, contaminada y bulliciosa, pero también cuenta con algunas zonas de imprescindible visita. En el centro de la parte baja de la metrópoli se halla Araben ny Fahaleovantena (generalmente conocida como Avenue de l'Indépendance); en uno de sus extremos se emplaza la estación de ferrocarril y, en el otro, el hotel Glacier. Este distrito, denominado Analakely, rebosa mercados callejeros permanentes, con un mar de sombrillas color crema, apoyadas precariamente sobre viejas llantas, que cobijan a los vendedores.

Al suroeste de Analakely se sitúa Kianja ny Fahaleovantena (Place de l'Indépendance) en la zona bautizada como Haute-Ville (Ciudad Alta), lugar donde se ubican la oficina central de correos, diversas entidades bancarias, restaurantes y discotecas. Cuesta arriba, las callejuelas cruzan iglesias y otros vetustos edificios reales hasta alcanzar las ruinas del Rova, el antiguo palacio de la reina; fue arrasado por un incendio en 1995, sin duda provocado por motivos políticos durante las elecciones locales.

El inmenso mercado de Zoma, junto a Araben ny Fahaleovantena, se erige como uno de los emplazamientos más visitados de Tana. Los comerciantes se agrupan según el tipo de producto que venden y resulta uno de los mejores parajes para adquirir artesanía malgache. Se debe tener en cuenta la existencia de carteristas rondando la zona, así que es aconsejable portar únicamente el dinero necesario para comprar lo deseado. En el noreste de Tana, en el mercado de Andravoahangy, picapedreros, bordadoras, libreros, carpinteros y otros artesanos trabajan y comercian sus artículos; puede admirarse el proceso de elaboración de su obra, aunque la selección de productos posee más calidad en Zoma.

Para quienes aún no hayan visitado los parques nacionales del interior del país pueden gozar con el Parque Botánico y Zoológico de Tsimbazaza. Cuenta con varias especies de lémures (libres y enjaulados), incluido el aye-aye, así como otros tipos peculiares de garcetas, garzas, cocodrilos y las tortugas radiada y de Aldabra. En el recinto del zoológico se ubica el Museo de la Academia Malgache, con excelentes exposiciones naturales y culturales, que incorporan los restos del esqueleto y los huevos conservados del extinto pájaro elefante, los lémures gigantes, un hipopótamo blanco de cola corta y un dugongo. Otra sala contiene una exposición de arte funerario malgache y sobre la vida de un pueblo tribal.

El centro de Tana ofrece una amplia gama de alojamientos, pero la relación calidad-precio no puede calificarse de sobresaliente. Los hoteles más económicos, sucios y ruidosos, suelen utilizarse como burdeles, de modo que a aquellos viajeros que no puedan costearse un hospedaje con mayor higiene y seguridad les convendría dirigirse a las zonas rurales. Tana no cuenta con una extensa oferta de restaurantes, a pesar de los casi cincuenta años de dominio francés; muchos ofrecen menus du jour y plats du jour a un relativo buen precio. En las afueras de la urbe y en la zona que bordea el mercado de Zoma se hallan puestos callejeros donde pueden adquirirse los productos más variados, desde platos de yogur y helado a samosas de carne y otros manjares inidentificables de masa frita. Existen igualmente hotelys de diversas gamas de calidad en las proximidades de las paradas de taxi-brousse (taxis rurales), más allá del centro urbano; siempre es factible encontrar alguno con comida aceptable.

Nossi-Bé
Nossi-Bé es la isla turística por excelencia en Madagascar; en sus inmediaciones aparecen otras menores, como Nossi-Komba, Nossi-Tanikely, Nossi-Sakatia, Nossi-Mitsio y Nossi-Iranja. A Nossi-Bé acuden aquellos que desean unas vacaciones propias de los complejos turísticos, con una buena selección de restaurantes y clubes nocturnos, pero además existen magníficos parajes donde bucear junto a las islas más pequeñas. Aunque relativamente cuenta con poco veraneante de pareo y viaje organizado, Nossi-Bé resulta terriblemente caro. Andoany (Hell-Ville, en francés), la capital, resulta una población alegre y agradable de unos treinta mil habitantes que apenas parece haber cambiado desde la primera llegada de sus colonizadores. Se pueden visitar la antigua prisión, construida en 1855, y otros edificios coloniales.

Marodoka, un enclave cautivador y apenas conocido de Nossi-Bé, constituye un vestigio costero lentamente devorado por la selva. La leyenda local atribuye su construcción a los náufragos de un barco indio arrojados a la costa en el siglo XVII o XVIII. La Reserva Natural Integral de Lokobe contiene las últimas 740 ha de vegetación original de Nossi-Bé, y alberga boas constrictor, lémures negros, camaleones y la serpiente malgache de hocico de cerdo. El monte Passot se erige como el pico más alto de la isla, con apenas 329 m de altura, un emplazamiento ideal para disfrutar de la puesta de sol o simplemente admirar las vistas. Está rodeado de las hermosas aguas azules de los sagrados lagos de los cráteres de Anjavibe, Amparihimirahavavy, Bemapaza, Antsahamanavaka, Antsidihy, Amparihibe y Maintimaso.

Air Madagascar ofrece vuelos diarios entre Tana y Nossi-Bé; TAM y Air Austral, ambas con base en Reunión, vuelan desde dicha isla. Nossi-Bé está situada a 700 km al norte de Tana.

Reserva Natural Integral de Tsingy de Bemaraha
Esta zona antes resultaba prácticamente inaccesible, pero desde que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco cuenta con un creciente número de itinerarios turísticos. Tsingy de Bemaraha, sita al oeste del país, con un inmenso bosque de pináculos erosionados de piedra caliza habitado por una fauna impresionante, constituye la zona protegida más extensa de Madagascar (152.000 ha). La reserva está formada por dos parques, el Petit Tsingy y el Grand Tsingy. Hasta la fecha, se han registrado 53 especies de aves, ocho de reptiles y seis de lémures. Las visitas organizadas a Tsingy pueden incluir un espectacular recorrido en canoa por el río Manambolo. Al sur del Petit Tsingy se halla la magnífica garganta de Manambolo donde pueden atisvarse cascadas, lémures y magníficos bosques vírgenes.

Llegar hasta la reserva durante la temporada de lluvias por cuenta propia resulta prácticamente imposible. Durante la temporada seca, se puede tomar desde Belo-sur-Tsiribihina uno de los ocasionales taxis-brousses hacia Bekopaka, a 80 km de distancia. El taxi seguirá hasta que la carretera resulte intransitable, momento en el que el viajero deberá caminar o atravesar varios ríos en un carro tirado por cebúes. El acceso a la reserva aparece más asequible desde Bekopaka. Durante la temporada turística, a mediados de año, se habilitan algunos vuelos entre Morondava y Belo, y también se pueden utilizar los taxis-brousses, que circulan con regularidad. Bekopaka se encuentra a 600 km al oeste de Tana.

Parque Nacional de la Montaña de Ambre
El destino turístico más visitado del norte de Madagascar cubre 18.200 ha de un prominente macizo volcánico. Creado en 1958 para conservar los tesoros biológicos de la zona así como el macizo en sí mismo, el Parque Nacional de la Montaña de Ambre cuenta con una flora y fauna prácticamente idénticas a las de las selvas del Este, con algunas especies endémicas inexistentes hacia el Sur. El bosque es frondoso, con más de 3.500 mm de lluvia al año. De las siete especies de lémures que habitan el parque, las más notables son el lémur coronado y el lémur pardo de Sanford. Los reptiles y anfibios destacan por su variedad, con ranas, salamanquesas, camaleones y serpientes. Merece la pena fijarse en el extraño camaleón de nariz azul y en el camaleón de cola de retoño. Los aficionados a la ornitología no se sentirán decepcionados con las 73 especies de aves registradas en la reserva.

La montaña de Ambre supone un magnífico enclave para efectuar excursiones a pie durante la temporada seca, y cuenta con unos 20 km de senderos bien preservados. Se recomienda visitar la Petite Cascade, un pequeño y hermoso salto de agua que cae a una magnífica poza de piedra rodeada de acantilados cubiertos de helechos, y el Petit Lac, un lago sereno en el interior de un cráter al que se accede por un empinado sendero. En las inmediaciones de la Petite Cascade aparece un camino conocido como el Jardin Botanique, una pista forestal con una interesante mezcla de plantas extrañas, entre las que figuran orquídeas, palmas, lianas y bromelias.

El parque se emplaza a unos 800 km al norte de Tana, y la población importante más próxima es Antsiranana, con vuelos diarios de Air Mad desde Tana. Se puede contratar un taxi-brousse desde Antsiranana para acceder al parque y los 40 km de camino están asfaltados.

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