miércoles, 20 de febrero de 2008

Viajar a México

México es una tierra muy variopinta; sus ostentosos centros turísticos conviven con imponentes ciudades antiguas, y sus volcanes cubiertos de nieve dejan paso a pinares, desiertos y playas tropicales paradisíacas. El ajetreo de la megalópolis industrial de Ciudad de México se encuentra a una hora en avión de Chiapas, un estado rico en recursos naturales en el que los indígenas están enfrentados a las fuerzas paramilitares del partido del gobierno. En la frontera norte, el patrimonio mexicano converge con las culturas ultramodernas de California, Arizona, Nuevo México y Texas.

El paisaje y el pueblo de México reflejan la extraordinaria historia del país, en parte indígena y en parte español. Al viajero le basta con echar un rápido vistazo a esta nación para recordar que el llamado Nuevo Mundo no tenía nada de nuevo. A pesar del considerable legado colonial y de la modernización desenfrenada, pervive una cincuentena de pueblos indígenas que aún conservan su propia lengua y algunos vestigios de su forma de vida tradicional.

La mejor época para visitar el país es entre octubre y mayo, dado que el clima es predominantemente seco y con temperaturas agradables. Por lo general, el período comprendido entre diciembre y febrero es el más frío, cuando los vientos del Norte pueden provocar temperaturas muy bajas, casi glaciales, en las tierras norteñas. Las fechas con mayor número de desplazamientos nacionales son Semana Santa y Navidades, épocas en las que los hoteles suelen estar repletos.

El clima de México varía en función de la topografía. En las llanuras de ambas costas, predomina el clima cálido y húmero, pero tierra adentro, en zonas más elevadas, como Guadalajara o Ciudad de México, es mucho más seco y templado. La estación cálida y húmeda se extiende entre los meses de mayo y octubre, pero prácticamente en todo el país esta franja se reduce de junio a septiembre. Las zonas costeras reciben mayores precipitaciones que las regiones elevadas del interior. Por lo general, el período más frío es el comprendido entre diciembre y febrero; en estos meses, los vientos del Norte pueden provocar que en las tierras norteñas haga mucho frío, llegando a alcanzar temperaturas casi glaciales.

Ciudad de México
Esta inmensa urbe o se ama o se odia. Cuenta con todo aquello que se puede esperar de la mayor metrópoli del mundo. Lo mejor y lo peor del país se concentran en el altiplano donde se extiende Ciudad de México. El resultado es una megalópolis contaminada y bulliciosa, donde se mezclan la música y el ruido, el aire viciado y los parques verdes, los palacios coloniales, los museos de renombre internacional y los interminables suburbios de chabolas.

El centro histórico de Ciudad de México, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987 por la Unesco, es la plaza de la Constitución, comúnmente conocida como el Zócalo. Fue pavimentada por primera vez en 1520, por orden de Hernán Cortés, con piedras procedentes de las ruinas de los templos y palacios de la ciudad azteca de Tenochtitlán, sobre la que se construyó Ciudad de México. Tenochtitlán fue edificada en mitad de una laguna, de modo que la mayoría de los viejos edificios e iglesias de la capital se están hundiendo en el suelo pantanoso sobre el que fueron levantados. El palacio Nacional ocupa toda la parte este del Zócalo; se construyó en el antiguo emplazamiento de un palacio azteca y, antiguamente, era la residencia de los virreyes de Nueva España. Hoy alberga las oficinas presidenciales, un museo y los dramáticos murales pintados por Diego Rivera que narran la historia del país.

La catedral Metropolitana, en el lado norte del Zócalo, fue construida por los españoles hacia 1520 en el lugar donde se erigía el Tzompantli de los aztecas, o muro de las Calaveras (una especie de altar donde se colocaban las calaveras de las personas sacrificadas). Justo al este de la catedral, se encuentran los restos del templo Mayor, el principal santuario azteca, así como un museo con objetos descubiertos en el yacimiento.

La Alameda, antaño un mercado azteca, es hoy un agradable parque. Las calles próximas a ésta incorporan una mezcla de mansiones coloniales, rascacielos, animados cafés y restaurantes, tiendas y mercados. Otros lugares destacados son el bosque de Chapultepec, el mayor parque de Ciudad de México -que alberga varios museos, parques de atracciones y la residencia presidencial-; la basílica de Guadalupe, la iglesia construida justo en el lugar donde la tradición cuenta que se apareció el patrón de México; las casas coloniales de San Ángel, la pirámide de Cuicuilco ; y los canales de Xochimilco.

La plaza Garibaldi es el lugar donde las bandas de mariachis se reúnen por las tardes, y la Zona Rosa, el barrio donde se concentra la oferta de diversión nocturna. Los mejores hoteles con precios moderados están situados al oeste del Zócalo y al sur de la Alameda. Prácticamente en toda la ciudad es posible saborear platos exquisitos a precios muy económicos.

Alrededores de Ciudad de México
A tan sólo 50 km al noreste del centro de Ciudad de México, está situada la ciudad antigua más notable del país, Teotihuacán. Se cree que, durante el siglo VI, en la época de su apogeo, llegó a albergar doscientos mil habitantes. Teotihuacán fue la capital de la primera gran civilización mexicana; sus ruinas son el testimonio de su enorme importancia. Los viajeros podrán contemplar la avenida de los Muertos, la pirámide del Sol (de 70 m de altura), la pirámide de la Luna y el templo de Quetzacóatl. Esta ciudad sagrada recibió la denominación de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.

Tula, probablemente la antigua capital de la civilización tolteca, se encuentra 65 km al norte de Ciudad de México. El lugar es célebre por sus imponentes guerreros de piedra, de 4 m de altura.

Unos 85 km al sur de la capital se halla Cuernavaca, una ciudad cuyo suave clima ha atraído, desde la época colonial, a la gente adinerada de Ciudad de México en busca de sosiego. Gran parte de la belleza de la urbe se oculta detrás de altos muros y patios, pero varias de las residencias se han transformado en galerías, hoteles y restaurantes. No es una metrópoli recomendable para aquellos viajeros que cuenten con un presupuesto limitado, y sus atractivos la han convertido en el lugar favorito de los extranjeros que desean recibir cursos de español.

La antigua ciudad de Taxco, situada 180 km al suroeste de Ciudad de México y de cuyas minas se extraía plata, es una preciosa localidad de arquitectura colonial y uno de los lugares más pintorescos y agradables del país. Encaramada sobre la ladera de una colina, tiene un laberinto de callejuelas adoquinadas, edificios añejos y deliciosas plazas. La ciudad ha sido declarada monumento histórico nacional.

Baja California
A pesar de su atractivo litoral con playas de fina arena blanca, apacibles bahías e imponentes acantilados, el interior de Baja California es desolado y poco desarrollado; siempre ha sido un buen lugar para ocultarse. La Península ha servido de refugio a los revolucionarios magonistas, los mercenarios e incluso a los bebedores durante la época de la Ley Seca en Estados Unidos. En la actualidad, son los turistas los que se dirigen a Baja. Entre los lugares destacados figuran San Borja, un remoto pueblo fundado por misioneros jesuitas; la sierra de San Francisco, cerca de San Ignacio, una meseta volcánica que alberga extraordinarias formaciones rocosas y que en 1993 fue declarada Patrimonio Universal por la Unesco; y la sierra de la Laguna, un paraíso de la botánica en la punta sur de la Península, donde crecen álamos temblones, cactus, robles y palmeras y donde los arroyos de montaña fluyen entre cañones de granito, un lugar perfecto para los senderistas.

Ferrocarril de Chihuahua
El trayecto entre Los Mochis y Chihuahua es uno de los más espectaculares de México. El ferrocarril cruza 88 túneles y 38 puentes para recorrer los estrechos cañones de la sierra Tarahumara y se encarama a la ladera de imponentes precipicios. Se trata de una notable obra de ingeniería, y no resulta sorprendente que fueran necesarios 90 años para su construcción. El viaje se compone de paisajes impresionantes; el más destacado es la barranca del Cobre, mayor y más profunda que el Gran Cañón de Arizona. Los excursionistas más intrépidos pueden descender sus 2.300 m con guías de Creel o de Divisadero.

Puerto Vallarta
Junto al río Caule, acunada entre montañas cubiertas de palmeras y aguas color esmeralda de la bahía de las Banderas, yace la pintoresca ciudad de Puerto Vallarta que, con sus calles de adoquín y sus casas enjalbegadas, es uno de los lugares predilectos tanto para el viajero con presupuesto holgado como para el más independiente. La ciudad cuenta con playas de arena blanca y palmeras, bulliciosos bares y restaurantes, así como con una gran cantidad de galerías y tiendas de artesanía. La urbe ha pasado con tanta rapidez de ser un tranquilo pueblo costero a convertirse en un centro turístico internacional que resulta fácil criticar los destrozos que ha sufrido, pero es casi imposible no disfrutar de sus playas del sur, su inmensa bahía y su vida marítima. Durante todo el año, hay delfines en la bahía; asimismo, entre febrero y abril pueden verse ballenas grises. Los lugareños insisten en que en abril se pueden ver rayas saltando a la superficie durante sus cortejos.

Guadalajara
Muchas de las tradiciones y peculiaridades consideradas típicas de los mexicanos provienen de Guadalajara, la segunda ciudad más extensa del país. Entre dichas tradiciones figuran los mariachis, el baile del sombrero, el tequila, los sombreros de ala ancha y el rodeo mexicano. Parte del atractivo de Guadalajara radica en que tiene muchas de las virtudes de Ciudad de México -una cultura vibrante, bellos museos y galerías, una vida nocturna excitante y buenos lugares donde comer y dormir-, pero pocos de los defectos de la capital. Guadalajara es una ciudad moderna, bien organizada y poco contaminada; atesora tantos alicientes y actividades que el visitante no puede aburrirse. Entre los principales atractivos figuran su gigantesca catedral, con sus dos torres gemelas y las preciosas plazas de los alrededores; el Instituto Cultural de Cabañas ; la plazuela de los Mariachis, donde los grupos tocan a todas horas del día y de la noche; y la planta embotelladora de Sauza, que ofrece degustaciones de tequila a los visitantes.

Acapulco
En el pasado, el primero y más célebre centro turístico de la costa del Pacífico fue una de las puertas del Nuevo Mundo hacia Oriente; pero hoy es una urbe con un rápido crecimiento, de más de un millón de habitantes, y con una mezcla alocada de rascacielos, tiendas de diseño y restaurantes trilingües que protegen una ciudad oculta de aparcamientos, ríos contaminados y grandes edificios de apartamentos. Acapulco no se ajusta a la idea de diversión que tienen muchas personas, pero la mayoría de quienes la visitan disfrutan descansando en sus numerosas playas, que cuentan con instalaciones para casi cualquier deporte que pueda practicarse en el agua.

Desde los años treinta, los célebres saltadores del acantilado de La Quebrada, conocidos como clavadistas, han maravillado a los visitantes por la gracia con la que se zambullen en el agua desde una altura suicida de 45 m, por una estrecha grieta que parece contener sólo agua suficiente para cubrirles los pies. No resulta sorprendente que antes de lanzarse al vacío recen en un pequeño templo. Desde el hotel El Mirador se puede disfrutar de una bella vista panorámica de los clavadistas. Quien busque playas menos concurridas, puede ir al Pie de la Cuesta (8 km al noroeste del centro de la ciudad), una buena alternativa a la aparatosidad de la urbe. La carretera hacia Puerto Marqués (18 km al sureste) ofrece unas vistas preciosas de la bahía de Acapulco. Justo al sur de la península de las Playas, se encuentra el llamado templo sumergido, una estatua de bronce de la virgen de Guadalupe bajo el agua.

Oaxaca
Oaxaca fue construida por los españoles; es una localidad de callejuelas estrechas en la que se respira una atmósfera especial, a la vez relajada y dinámica, remota y cosmopolita. Situada en el accidentado estado sureño del mismo nombre, la ciudad cuenta con una importante población indígena; los mercados indios se funden en la hermosa arquitectura colonial. Entre las atracciones de Oaxaca, también figuran las abundantes tiendas de artesanía local y el buen ambiente de sus cafés. Su centro histórico recibió el nombramiento de Patrimonio Universal por la Unesco en 1987. Desde allí, puede realizarse un gran número de excursiones de un día a las ruinas de los montes Albán (también declarado Patrimonio Universal en el mismo año), Mitla, Yagul y Cuilapán, y a los mercados y centros de artesanía.

Península de Yucatán
Cuando se cruza el río Usumacinta hacia Yucatán, el viajero se adentra en territorio maya. Herederos de un pasado glorioso y a menudo violento, los mayas viven hoy en el mismo lugar donde lo hicieron sus ancestros hace mil años. Yucatán tiene una diversidad sorprendente: abundantes yacimientos arqueológicos, ciudades coloniales, centros turísticos y litorales apacibles poblados, en su mayoría, por aves tropicales. Asimismo, alberga las impresionantes ruinas mayas de Uxmal (Patrimonio de la Humanidad desde 1996) y Chichén Itzá (desde 1988), cerca de Mérida. El estado costero de Quintana Roo, con sus islas y playas de arena blanca, atrae a los turistas que van en busca de sol.

0 comentarios:

Design konnio.com