jueves, 21 de febrero de 2008

Viajar a Costa de Marfil

La principal baza de Costa de Marfil reside en su gente, y es la nación que deben visitar todos aquellos que estén interesados en la historia, la música o el arte de África. El país ofrece al viajero paisajes de gran belleza, como la zona montañosa alrededor de Man, la fascinante región de Senoufo, bordeando Korhogo, el Parque Nacional de Comoë (el más grande de África Occidental) y las remotas playas y aldeas de pescadores de Sassandra. Estos enclaves se encuentran al alcance del visitante gracias a una red de carreteras que figura entre las mejores del continente.

Costa de Marfil, que en un tiempo fuera ejemplo paradigmático del desarrollo africano, ahora está viviendo momentos difíciles. El país ha contado siempre con un envidiable potencial exportador, pero en la actualidad se encuentra gravemente endeudado, debido a una burocracia derrochadora y al colapso de los precios de las materias primas. A finales de 1999, mientras Costa de Marfil trataba de volver a sus antiguos días de gloria, el sector militar se dejó llevar por la impaciencia y derrocó al gobierno. El régimen militar ha sido a su vez destronado, pero cristianos y musulmanes siguen luchando (literalmente) por la supremacía política.

En febrero se celebran las Fêtes des Masques (fiestas de las máscaras) en las poblaciones diseminadas por la región de Man. Otra festividad destacada es la Fête du Dipri, organizada a mediados de abril en Gomon, a 100 km al noroeste de Abidjan, y en la que todos los habitantes del pueblo exorcizan vigorosamente sus hogares contra los maleficios. El momento del año para visitar el país con mayor tranquilidad abarca de noviembre a febrero, aunque los amantes de la fotografía conseguirán imágenes mucho más atractivas durante la época pluvial, entre mayo y octubre. La temporada turística suele extenderse de diciembre a marzo y, en menor grado, durante los meses de noviembre y abril.

Abidjan
Abidjan, una gran metrópoli, glamourosa y minada por la delincuencia, carecía de interés hasta 1951, cuando los franceses finalizaron la construcción del canal Vridi, que une la laguna de Abidjan con el océano. La ciudad posee desde entonces un puerto excelente y su población ha aumentado hasta prácticamente alcanzar los tres millones de habitantes, repartidos en cuatro penínsulas alrededor de la laguna.

Conocido como el París de África Occidental, en Abidjan viven muchos franceses pero también atrae a muchos africanos de los países vecinos, por lo que se ha convertido en la urbe más cosmopolita de la región. Muchos viajeros únicamente conocen sus barrios más ricos, especialmente Le Plateau, el céntrico punto comercial repleto de rascacielos, y Cocody, la elegante zona residencial donde se encuentra el reconocido hotel Ivoire. Distritos más humildes, como Treichville, Marcory y Adamé, resultan mucho más interesantes. Unido con Le Plateau por medio de dos puentes, el barrio de Treichville concentra la mayoría de locales nocturnos.

El hotel Ivoire, el más famoso de África Occidental, es también una de las principales atracciones de la ciudad. Se enorgullece de poseerlo todo: piscina, pista de patinaje sobre hielo, bolera, cine, casino e incluso una importante galería de arte en el sótano. La moderna seo de Abidjan, la catedral de St Paul, sólo superada por otra en la capital, Yamussukro, justifica la visita por las vistas que se divisan desde lo alto de su campanario. Fue diseñada por un arquitecto italiano, y consagrada por el Papa en 1985.

En el extremo noroccidental se encuentra el Parc du Banco, una reserva de selva tropical que con su frescor se presta a pasear. A unos centenares de metros de la entrada, por el camino de tierra, se encuentra la lavandería al aire libre más grande de África: un inolvidable espectáculo en el que cientos de fanicos (lavanderos) se reúnen en el centro de una corriente para hacer la colada. Diariamente, frotan enérgicamente la ropa sobre enormes piedras sujetas por viejos neumáticos, y la extienden en las rocas y la hierba a lo largo de medio kilómetro. Nunca se equivocan ni confunden las prendas de cada uno.

No hay que, olvidar que desde finales de la década de 1980, Abidjan tiene fama de contar con el índice de criminalidad más alto de África Occidental, y ninguna zona de la ciudad se considera suficientemente segura para andar solo por la noche.

Yamussukro
Yamussukro se convirtió en la capital del país en 1983. Desde la década de 1960, el presidente Houphouët-Boigny invirtió en su pueblo natal, y lo convirtió en una extraña urbe. Cuenta con autopistas de ocho carriles, desérticas y bordeadas con más de diez mil farolas, y avenidas que finalizan en la selva. La mayoría de las casas africanas tradicionales fueron reemplazadas por estructuras de cemento propias de la clase media. Pero simultáneamente no existe otra ciudad de estas características en todo el continente, y su centro urbano es mucho más dinámico por la noche de lo que cabría suponer por su apariencia impersonal.

La impresionante pieza central de la urbe es la basílica de Notre Dame de la Paix, una réplica prácticamente exacta de la de San Pedro, en Roma. Construida en tan sólo tres años, se alza como la iglesia más elevada de toda la cristiandad, algo probablemente incoherente en un país con escasos practicantes católicos. Aparte de su forma y su tamaño, el visitante recordará sobre todo los 36 inmensos vitrales fabricados artesanalmente en Francia. Los 300 millones de dólares que ha costado equivalen a la mitad del déficit presupuestario nacional.

Yamussukro se encuentra a unos 200 km al noroeste de Abidjan. Está muy bien comunicada con el resto del país gracias a su céntrica ubicación. Los autobuses suelen resultar el mejor medio de transporte, más rápido y barato, para llegar hasta allí y desplazarse por la urbe.

Parque Nacional Taï
Este Parque Nacional aparece como una de las últimas zonas de selva virgen en África Occidental, con árboles que llegan a alcanzar los 50 m de altura, de enormes troncos y raíces. Andar por un bosque primeval supone una gran experiencia: los altísimos árboles, las lianas colgantes, los riachuelos de rápida corriente y la fauna que ha formado su hábitat se combinan para crear un entorno tranquilo y encantador. Los investigadores han dedicado décadas al estudio de los chimpancés del parque y han descubierto que éstos han desarrollado ingeniosas formas de cazar otros monos.

El parque destaca por las frecuentes lluvias y la humedad; la mejor época para visitarlo se centra de diciembre a febrero, la temporada seca. Para introducirse en Taï se requiere un permiso estrictamente necesario extendido por el Ministerio de Aguas y Bosques en Abidjan. También resulta complejo llegar hasta allí. La mejor manera es tomar un autobús, seguido de un taxi local y finalmente de un minibús desde Man (a 450 km al noroeste de Abidjan) o San Pedro (a 280 km al oeste de Abidjan) hasta Guiglo, seguir en dirección a la población de Taï y cubrir en autostop los 30 km restantes hasta el centro de investigación del parque.

Man
La región de Man, que abarca el centro y oeste de Costa de Marfil, está formada por una sucesión de colinas cubiertas por exuberante vegetación que se extienden hasta el horizonte. Es conocida fundamentalmente por su excelente mercado (en la ciudad de Man), las características máscaras de cada pueblo y los bailarines yacuba que actúan sobre zancos durante la Fête des Masques anual (Fiesta de las Máscaras). Las poblaciones de la región de Man cuentan con diversas máscaras representativas que utilizan para sus rituales.

La ciudad de Man tan sólo cuenta con un mercado diario como atracción principal, pero resulta una buena base para explorar la región, especialmente La Cascade, una cascada muy visitada en un bosque de bambú a 5 km al oeste de la urbe. El valle del monte Tonkoui, el segundo pico más alto de Costa de Marfil, se encuentra a 15 km al norte de La Cascade. Desde su cima puede divisarse el territorio de Liberia y Guinea. Los excursionistas también aprecian la empinada montaña con forma de diente de La dent de Man (el diente de Man), el ángel guardián de la región. Otro elemento destacado de la zona lo constituyen sus pueblos: una carretera de circunvalación de 275 km hacia el norte de Man permite visitar Biankouma, Gouéssésso, Sipitou y Danané.

Man se encuentra a unos 450 km al noroeste de Abidjan. Air Ivoire dispone de un servicio de Abidjan a Man dos veces por semana. Diversas compañías de autobuses y taxis colectivos cubren el largo trayecto varias veces al día.

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