Un gran número de películas se han filmado en Essaouira. La belleza y buena convervación de su laberíntica medina, el puerto, la rocosa costa y su frenética actividad hacen de Essaouira un destino por sí mismo.
Nos adentramos por la puerta principal al interior de la medina en busca de hostal. Essaouira es un lugar turístico pero sin la gran oferta que proponen lugares más populares como Marrakech. Así que no esperábamos encontrar un buen hostal en la comparativa de calidad-precio de la que solíamos gozar en los últimos días.
Meterse en la medina con las mochilas puestas al atardecer o, incluso a cualquier hora del día en el Magreb, es como coger un silbato, levantar los brazos y gritar: “¡Busco a alguien que me ayude a encontrar un hostal a cambio de comisión!”
Por supuesto, vinieron unos cuantos. No obstante, escapamos del asedio –tampoco fue para tanto. E iniciamos la búsqueda por nosotros mismos. Tras ver un par de hostales que no nos convencieron, les preguntamos a unos turistas que resultaron ser polacos donde se alojaban y cuánto pagaban. Nos convencieron con una cuádruple por 200 dinares y hacia el hostal Des Amis nos dirigimos. Cutre pero suficiente para dormir y gastarnos el resto en una bena comida.
Por la mañana visitamos la bella medina que esconde Essaouira y los pequeños talleres que semagan tras la calles más turísticas. Nos dejamos llevar por el mercado y sus olores. Paseamos por la mellah y contemplamos las olas romper contra las rocas desde lo alto de las murallas.
Un acierto fue encontrar el café-pastelería Driss justo al inicio de la calle más comercial de la ciudad. Antiguo, auténtico y con un café y pastas fenomenales.
Una vez absorbimos lo qu nos podía dar Essaouira en apenas unas horas, proseguimos la marcha en coche ya hacia nuestro destino final: Marrakech.
Nos multaron. En el último trayecto en coche, no sólo nos multaron una vez sino dos.
La primera vez un control de velocidad nos hizo parar. Resulta que el máximo permitido por aquella zona era 60 km/h y nosotros habíamos pasado de los 70. Intentamos discutir pero sabiámos que no ibamos a conseguir nada. Incluso si insistiamos sabíamos que cabrearíamos más al policía y todavía podía ser per. Nos enseñó la multa (400 dinares) pero el señor lo arregló por 200 y sin papeles. Como si así el tipo se evitara declarar el IVA...
La segunda vez que nos apraron ocurrió tras atravesar una rotonda en pleno Marrakech. El policía de turno nos hizo parar nuevamente argumentando que habíamos pasado el semáforo en rojo. No era verdad pero después de analizarlo entre nosotros comprendimos que el policía tenía razón. La prioridad en las rotondas en Marruecos no es para los que se encuentran en ella sino que va en relación al semáforo de cada una de las arterias que convergen en ella. Nosotros habíamos entrado al final del verde y debíamos parar para dejar cicular a la siguiente arteria. Es algo complicado explicarlo en un post, simplemente tened en cuenta que en el interior de las rotondas uno no tiene prioridad.
El final de la historia con el segundo policia y la esgunda multa del día fue muy surrealista. Tras insistirle que habíamos pasado en verde por enésima vez nos dijo que debíamos pagar la multa en el aeropuerto con una sonrisita. El policia apuntaba en un papel y no nos dio ninguno a nosotros pero aseguró que en el aeropuerto deberíamos abonar el importe de 400 dinares. Quisimos dejarlo así y no le pedimos más explicaciones. Antes de que se lo volviera a pensar y escapamos sanos y salvos para dejar por fin el coche en la oficina donde lo habíamos alquilado.
miércoles, 6 de febrero de 2008
Viaje a Marruecos: Essaouria - Marrakech
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario