miércoles, 6 de febrero de 2008

Viaje a Marruecos: Travesía en 4x4 por el desierto de Erg Chegaga

Al tercer día pagamos unos 100 euros por cabeza y nos adentramos con un 4x4 al desierto en una escapada de do noches en las dunas de Erg Chegaga.

Unos franceses con jeep propio se juntaron con nosotros. Llevaban más de una semana viajando por Marruecos con el jeep tuneado a las mil maravillas y tenían previsto entrar en Mauritania, Mali, Niger, Libia y Túnez. Un viaje espectacular que les llevaría por la inmensidad y soledad del Sahara más profundo. Cada uno de ellos parecía realizar un viaje totalmente distinto. Uno, serio y controlando cada una de las etapas mientras que el otro realizando un viaje mental con su dosis de hashish con mantequilla por la mañana y sus inacabables porretes durante el día. Curiosa pareja.

Durante las primeras horas cruzamos un desierto donde la vegetación todavía trata de resurgir de entre las dunas. Algunos matorrales, alguna acacia dispersa y alguna construcción para protegerse de la arena cuyo cometió era incapaz de realizar consigo misma habida cuenta de encontrarse medio enterradas bajo la misma arena.

Tras hacer una paradita para comer, proseguimos el camino hasta desaparecer. Se había iniciado una tormenta de área que cambió el paisaje por completo y estropeó de paso mi cámara de fotos. Las dunas más altas parecían llorar arena desde sus cumbres y el cielo encapotado ofrecía un paisaje fantasmagórico. Especialmente cuando avistamos una caravana de más de 100 camellos desafiando la tormenta de arena.

Nos acercábamos a las dunas más altas de Erg Chegaga. La vegetación había desaparecido y las altas dunas desfilaban ante nuestras asombradas caras.


Llegamos al destino. Un pequeño valle entre las dunas donde nos esperaban unas tiendas y Mohamed, un chico que guarda el campamento durante todo el año.

Salimos a pasear descalzos por las dunas. Tras unas cuantas subidas y bajadas por la arena, volteretas y bajadas por la arena, admiramos la puesta de sol con los colores más bellos que la arena es capaz de mostrar. Los tonos rojizos se mezclaban con el dorado ofreciendo un interminable y bello panorama.

Por la noche refrescó y en la tienda estuvimos comiendo, hablando, tomando té y nos pusimos a contemplar las innumerables estrellas que se albiraban en un cielo completamente destapado.

Nos pusimos a jugar a fútbol en una valle rocoso entre las dunas. Bajo la luz de la luna parecía como si hubiéramos entrado en otra dimensión y nos halláramos en la misma luna.

La meadita nocturna a las cuatro de la madrugada certificó que aquél cielo estrellado no era un simple decorado. Era increíble la nitidez con la que aparecían las constelaciones en ese cielo.

Durante el segundo día tomamos nuevamente el 4x4 y visitamos el lago Iriki que desde hace unos 25 años está completamente seco. Se trata de una antigua desembocadura del Draa, el río más largo de Marruecos. Realiza una enorme boca de piedra y barro seca e medio del desierto. Se aprecia alguna tienda de nómadas, alguna población y unos cuantos niños aparecen curiosos para contemplarnos en la distancia.

Al fondo de la desembocadura seca del Draa se puede ver una isla, un enorme peñón rodeado de un gran lago o mar. Se trata sin duda de un espejismo que miente a nuestra percepción visual a partir de condensaciones de are. ¡Realmente es para creérselo!

Tras un buen taijin nos esperaban unos dromedarios con los cuales nos dirigimos a otra haima para pasar la noche. Cruzamos el atardecer entre llanos rocosos, dunas más pequeñas que la enormidad del Erg Chegaga. En algunas dunas algunos árboles incomprensiblemente conseguían aderezar sus raíces en alguna parte del interior de las dunas.

La comodidad en las tiendas donde dormimos ambas noches era más que suficiente. En ambas había una haima principal a modo de comedor y una serie de pequeñas haimas alrededor en forma de rectángulo formaban las tiendas donde dormir.

Al día siguiente finalizamos el recorrido con los camellos hasta llegar al punto de inicio en Ouled Driss donde nos esperaban con un buen desayuno.

Verdaderamente el trekking con 4x4 y dromedarios que realizamos con la familia Azizi en Les Mille & une Nuit es muy recomendable. Posiblemente pagamos más que en otras de las múltiples ofertas qe existen en la zona pero considerando los kilómetros recorridos, la afabilidad de la gente, la comodidad en las tiendas y los exquisitos daijins considero que hicimos un gran hallazgo.

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